El artículo que se puede leer a continuación se preparó tras las Elecciones Generales de Diciembre de 2015, pero nunca se llegó a publicar debido a la falta de espacio en la revista Encomienda de papel.
Estas últimas elecciones [de 2015] han reflejado un importante aumento del voto nulo y en blanco, mucho más el primero que se ha visto doblado con respecto a la última convocatoria de 2008. Todos los votos son igual de válidos y el elector es libre de votar lo que desee, e introducir en el sobre la papeleta que quiera o en las condiciones que considere oportunas.
Tanto los votos nulos, como los blancos, como la abstención pasiva (no ir a votar) también juegan en las elecciones y mandan mensajes a los políticos. Otro tema es que éstos los capten o los quieran escuchar.
Lo que no está tan claro es que muchos de los electores sean conscientes de que muchas veces por pequeñas incorrecciones en su voto, éste se va a considerar nulo y no va a “contar” para la candidatura que quizás el elector sí que tenían intención de votar. Si el elector desea introducir un voto nulo en la urna conscientemente, no hay mayor problema, pero es necesario que los electores conozcan las características que definen a un “voto nulo”, uno voto que no va a ser válido y no va a contar para ningún partido:
• Incluir objetos extraños o escribir en la papeleta cualquier palabra, marca, tachaduras, etc.La "gracia" del chorizo no sólo se registró en Galicia, también en Vitoria en 2011
• Incluir una papeleta no oficial, o un documento electoral no oficial, o equivocarse en la votación por la introducción de una papeleta correspondiente a otra votación.
• Incluir varias papeletas de candidatos distintos para el mismo cargo, de modo tal que no pueda saberse por quién deseaba votar el elector;
• Incluir fragmentos de papeletas, de modo tal que no pueda saberse por quién deseaba votar el elector;
En principio no es nulo el voto emitido cuya única irregularidad sea que en la papeleta aparezca señalado el nombre de alguno de los candidatos comprendidos en ella, aunque si no queremos que nuestro voto sea nulo es mejor no arriesgarse y no hacer anotación alguna, puesto que la decisión final puede ser muy arbitraria, ya que nadie puede saber lo que el elector quería expresar con su voto.
Si los resultados son ajustados, los partidos políticos que se consideran perjudicados por la anulación de algún voto tienen la posibilidad de “recurrir” esos sufragios a la Junta Electoral Central, que tendrá la última palabra. En la práctica, la inmensa mayoría de los votos nulos, directamente se quedan en ese estado, es decir, “nulos”.
Como simpática anécdota de estas elecciones [de 2015], según informaban algunos diarios gallegos, en el concello de Val do Dubra, alguien introdujo una “raja de chorizo” en el sobre de voto, junto a una papeleta de un partido político, perfectamente válida y sin anotaciones. Muchos podemos suponer que la intención del elector no era optar por ese partido que figuraba en la papeleta que acompañaba al embutido. Sin embargo uno de los interventores de la mesa, interpretando esas mismas reglas, consiguió que ese estrambótico voto sea totalmente válido.
Como recomendación en cualquier tipo de Elecciones, hay que ser cuidadosos y pulcros con nuestro voto. Estamos en nuestro derecho de votar en blanco o de introducir lo que consideremos oportuno en el sobre de voto. Pero si queremos “hacer la gracia”, “llamar la atención” o “expresarnos” de esa manera, debemos ser conscientes de que nuestro voto puede ser nulo, o bien, como ha sucedido en ese pueblo de Galicia, que nuestro voto sea totalmente válido, en contra quizás de nuestras intenciones, o no, ¡nadie lo sabe!