Con las elecciones a la Asamblea de Madrid a la vuelta de la esquina, nos gusta recuperar algunos artículos y asuntos que ya hemos publicado en la revista Encomienda en el pasado, pero que nunca pierden actualidad. Hace un par de años, con motivo de las elecciones municipales y autonómicas de 2019, publicábamos el artículo “¿Voto nulo o en blanco?”, donde explicábamos las diferencias entre votar nulo o votar en blanco y sobre todo en qué circunstancias una mesa electoral considera un voto nulo.
Pero esta vez queremos ampliar un poco más el análisis a lo que daremos en llamar “la participación pasiva” en el proceso electoral, en otras palabras, cuando los electores no se deciden por ninguna fuerza política (voto en blanco o abstención) o bien su voto es nulo.
En las últimas elecciones a la Asamblea de Madrid, sólo en Villarejo de Salvanés no fueron a votar 1.421 personas, es decir el 26,8% del electorado, 31 personas votaron en blanco (0,81%) y 38 votos fueron considerados nulos (0,98%). Podríamos decir que prácticamente el 30% del electorado intervino de forma "pasiva" en los resultados finales de aquellas elecciones de 2019.
Pero es que la participación "pasiva", sobre todo la abstención, en cualquiera de los comicios que se celebran en España es mucho más importante de lo que pudiera parecer y muy pocas veces se habla de ella. Sin embargo si nos comparamos con otras democracias europeas tanto o más avanzadas que la nuestra, no salimos muy mal parados y la participación en España es relativamente más alta que en la mayoría de los países.
Para entrar en cualquier parlamento se exige un mínimo de porcentaje de votos. En el caso de la Asamblea de Madrid, ese mínimo es bastante alto y llega al 5%. Esto lo recordamos porque tanto la abstención como sobre todo el voto blanco, afecta en especial a los partidos que luchan por superar ese mínimo.
ABSTENCIÓN
Vulgarmente, la abstención es “no ir a votar”, por desinterés, por desmotivación, por enfermedad, por tener otras ocupaciones, por no haber podido tramitar el voto por correo, etc. etc. Una gran parte de la población con derecho a voto no acude a las urnas tradicionalmente. Por ejemplo en las últimas elecciones a la Asamblea de Madrid, la abstención fue de más del 35% del electorado (casi 2 millones de personas de las 5 con derecho a voto).
¿Cómo afecta la abstención al resultado electoral? La abstención tiene varios efectos, la mayoría de las veces difícilmente comprobables empíricamente, aunque de bastante sentido común:
- A mayor abstención, el número de votos absoluto que necesitan los partidos pequeños para llegar al mínimo es menor, lo que teóricamente les beneficia. Sin embargo la baja participación suele afectar de forma parecida a todas las fuerzas, con lo cual, este efecto puede ser discutible y dependerá de muchas circunstancias.
- Si la abstención está localizada en cierto grupo ideológico o votantes habituales de un partido concreto, esto beneficia lógicamente al adversario político, ya que obtendrá mayor porcentaje de apoyos sobre el total.
- Si la abstención es extremadamente alta, a pesar de ser legal el resultado, la representatividad de las elecciones puede estar en entredicho. En la historia reciente de España muy pocos comicios se acercarían a este punto.
VOTO EN BLANCO
Son los votos emitidos con un sobre vacío, sin ninguna papeleta. Es importante señalar que cualquier otra “cosa” se considera voto nulo y se cuenta de forma distinta como veremos. Los votos en blanco se tienen en cuentan y se suman a los votos de las otras candidaturas, como si fuera otro partido más, aunque no se le asignan escaños.
¿Cómo afecta el voto en blanco al resultado electoral? Es fácil entender que cada punto porcentual de voto en blanco es un punto porcentual menos que se reparte entre resto de las candidaturas que compiten en las elecciones. En otras palabras cada voto en blanco pone más difícil llegar al mínimo a las fuerzas que se encuentren en esos límites. Por el contrario, no afecta lo más mínimo al reparto de escaños de las fuerzas que han superado holgadamente ese mínimo.
VOTO NULO
El voto nulo no se tiene en cuenta en la asignación de escaños, por lo que prácticamente el efecto de estos votos es simplemente anecdótico. En el artículo de la Encomienda publicado en 2019 profundizábamos en este tipo de votos. En resumen, todo lo que no sea un voto normal, con su papeleta individual no manipulada, o un voto en blanco (sobre vacío), se considera un voto nulo. Como excepción meter en un sobre 2 papeletas del mismo partido sí que es válido.
¿Cómo afecta el voto nulo al resultado electoral? De ninguna forma. No afecta en nada al reparto de escaños. En condiciones normales el porcentaje de voto nulo es ínfimo.
Si los resultados son ajustados, los partidos políticos que se consideran perjudicados por la anulación de algún voto tienen la posibilidad de “recurrir” esos sufragios a la Junta Electoral Central, que tendrá la última palabra. En la práctica, la inmensa mayoría de los votos nulos, directamente se quedan en ese estado, es decir, “nulos”.